
PEDERNALES. Con voz firme y deseo de hablar de su vida, Mauro Sena se define como una persona que le gusta vivir la vida, a pesar de sus limitaciones físicas.
En silla de ruedas, este joven no tiene piernas por lo que es llevado por sus hermanos y amigos todos los días a una cancha de la Escuela Primaría Hernando Gorjon para que pueda disfrutar de lo que el considera su mayor diversión y alegría.
Los amigos de Mauro explican que nunca han tenido miedo de que participe en los juegos como lanzador o tercera base porque se desenvuelve con la misma naturalidad que cualquiera de ellos.
Apasionado con el béisbol, Mauro no recuerda cuando se inclinó por este deporte, pero con entusiasmo explica la forma en que lo hace.
"Corro con las manos, en el play me ponía una rodillera para no pelarme, bateaba y corría, pero en esta cancha no puedo hacerlo, entonces lo que hago es que bateo y otro corre por mi”, cuenta sonriendo.
Mauro fue operado cuando pequeño y los médicos dijeron que no tenía solución, aun así dice que se siente bien con todos sus amigos y su familia porque recibe un trato especial de todos.
Ahora con 21 años de edad, tuvo que dejar la escuela en el 5to grado de primaria porque le afectaba mucho la espalda, pero confiesa que le gustaría aprender computadora.
Otra de sus aspiraciones es tener una silla de ruedas, porque la que tiene ya no le sirve para nada y el único que trabaja en su familia es su padre como chofer del ayuntamiento y no se la puede comprar.
En el barrio Miramar, donde reside Mauro Sena, todos sus amigos coinciden en el aprecio que le tienen y lo califican como el más tranquilo y bueno. Los amigos de Mauro explican que nunca han tenido miedo de que participe en los juegos como lanzador o tercera base porque se desenvuelve con la misma naturalidad que cualquiera de ellos
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